Antecedentes
Seguramente el edificio más emblemático de Peñíscola es su
imponente fortaleza situada en lo alto del peñón. Desde griegos y fenicios
hasta la actualidad, Peñíscola ha sido elegida por su posición geoestratégica y
su inexpugnable seguridad como plaza fuerte. Aunque el registro escrito y arqueológico
no es muy exacto, parece probado que entre el año 718 y 1233, bajo dominio
árabe, se construye una inexpugnable fortaleza desde donde se controlaba la zona y pirateaba a los
vecinos cristianos del norte.
A pesar del intento en 1225 por parte de Jaime I de tomar la ciudad,
ésta no pasaría a la Corona de Aragón hasta 1233, cuando ésta se entregaría
pacíficamente después de quedar aislada por tierra tras la conquista cristiana
de Burriana.
Construcción
Sobre esta base, la Orden del Temple, dirigida por Berenguer de Cardona, tras serles cedido el enclave por Jaime II a cambio de
Tortosa, construyó de 1294 a 1307 el baluarte que podemos admirar hoy (excepto la
parte destruida en 1814 durante la guerra de la Independencia), convirtiéndose en
uno de los referentes más importantes de fortalezas templarias.
El Castillo de Peñíscola es una sólida construcción que combina
la sobriedad con la funcionalidad, explotando al máximo el terreno para
convertirlo en una excelente posición defensiva. Situado a 65 metros sobre el
nivel del mar, domina el peñón al que solo puede accederse desde tierra por un
estrecho paso. Construido a imagen de otras construcciones templarias posee
muchas similitudes con Tortosa, Miravet…
Esquema del Castillo - Imagen Provisional |
Evolución
Desde entonces no ha sufrido modificaciones relevantes. Felipe II acondicionó algunas zonas para el uso de la artillería y posteriormente sufrió los citados daños
durante la Guerra de la Independencia, cuando el ejército francés, dirigidos
por el general Suchet,
tras bombardear la ciudadela
duramente consigue tomar el castillo, solo para perderlo poco después gracias a
un subterfugio del general español Elío.
Actualmente ha sido acondicionado para su visita y uno no
puede dejar de sorprenderse por el buen estado de conservación del emplazamiento y es una visita
muy recomendable para cualquiera.
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